Hemos desarrollado un chip del tamaño de un grano de arroz, llamado “cookie”, que puede implantarse temporalmente en el cerebro de alguien con el fin de crear una copia completa de la conciencia de la persona. Estos chips se pueden implantar y retirar y se instalan en unos dispositivos con forma de huevo para actuar como una réplica casi perfecta de la persona original.
Nuestro personal especializado se encarga de aclimatar esa conciencia artificial a su nueva posición y está específicamente entrenado para convertirla en ejecutora de las órdenes sin dejarse influir por las emociones. Le proporcionamos un cuerpo virtual, una habitación blanca y clara y un escritorio con computadora para que pueda llevar a cabo sus tareas.
De esta forma logramos una sinergia entre el mundo virtual y el físico, elevando el estado del arte en asistencia virtual.